Este tipo de humedales construidos lleva acoplado un sistema de aireación, lo que permite reducir su superficie a la mitad y ahorrar costes de inversión en construcción. Su eficacia es incluso mejor que la de los humedales convencionales, y es muy adecuado para clientes con poca disponibilidad de espacio.
La inversión en estos humedales de tratamiento de lodos se amortiza a los 4 años, en comparación con sistemas de deshidratación convencionales.